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13.00 h


– Bienvenido a Montserrat, señor Marten -dijo Merriman Foxx, levantándose al verlos llegar.

Demi y la bruja, Luciana, estaban sentadas enfrente de Fox en una mesa redonda cubierta con un mantel de hilo, con tazas humeantes de café delante de ellas y un platito de polvorones en el centro de la mesa. Había una silla para Beck y un camarero trajo otra para Marten. La sala era como Beck le había dicho: pequeña y privada.

– Ya conoce a la señora Picard -dijo Foxx, mientras hacía un gesto amable hacia Demi-, y ésta es la señora Luciana Lorenzini, una amiga muy querida desde hace muchos años.

Marten saludó a Demi con la cabeza y luego miró a Luciana:

– Es un placer, señora.

El restaurante formaba parte del hotel Abat Cisneros, y estaba situado, exactamente como Miguel lo había descrito, justo debajo de la basílica y adosado a la ladera de la montaña. La singularidad del lugar privado significaba que el presidente no sabría dónde estaban' hasta que Marten y Foxx salieran y Marten tratara de llevarlo hacia la puerta que llevaba al sendero exterior. Si el presidente se ponía nervioso e iba a buscarlo, cabía la posibilidad que se metiera en aquella salita, algo que, además de exponerlo físicamente, los colocaría en seria desventaja a la hora de aislar a Foxx.

Marten echó una ojeada rápida al doctor, tratando de descifrar su expresión mientras se sentaba. El médico-científico-asesino iba ataviado con una chaqueta de tweed ajustada, pantalones oscuros y un jersey de cuello vuelto a juego. La mata de pelo blanco a lo Einstein era una especie de característica muy suya. Marten sólo tenía que mirarle las manos para oír de nuevo la voz de Caroline en su cabeza: «La manera en que me tocaba la cara y las piernas con aquellos dedos largos y asquerosos, y aquel horrible pulgar con la pequeña cruz de bolas».

Marten se dio cuenta ahora de que había una cosa más en el aspecto físico de Foxx que resultaba peculiar: su altura. Era más alto y fuerte de lo que le había parecido la primera vez, cuando se conocieron en el Café Trípoli de Malta y llevaba aquel jersey ancho de pescador. Cuando se levantó y lo saludó al entrar junto a Beck, Marten se fijó en su agilidad, su capacidad atlética; él ya lo había sospechado antes, cuando pensó en la elección que Foxx había hecho de Malta como lugar de residencia, con todas aquellas montañas de escaleras que había que subir forzosamente para desplazarse a cualquier lugar, como si estar en perfectas condiciones físicas fuera algo prioritario para él, un hábito adquirido durante su pasado militar en las Fuerzas de Defensa Sudafricanas. Significaba, como le había advertido el presidente, que sería un tipo difícil de doblegar. Marten tendría una sola oportunidad con él, y tendría que ser rápida, decisiva y totalmente por sorpresa. Lo que pasara posteriormente no sería mucho más fácil y el presidente tendría que estar a su lado para ayudarle.

– ¿Ha tenido buen viaje, señor Marten? -le preguntó Foxx con simpatía mientras el camarero servía sendas tazas de café a Beck y a Marten.

– ¿Desde Barcelona o desde Malta, quiere decir?

– Ambos -sonrió Foxx.

– Los dos me han ido bien, gracias. -Marten miró a Demi, que le esquivó la mirada cogiendo el platito de polvorones y ofreciéndoselo a Luciana.

Marten la miró un momento más, tratando de entender de qué lado estaba realmente, y luego volvió a mirar a Fox.

– El reverendo Beck me ha invitado a reunirme con usted por lo que sucedió en Malta. Teme que me hayan podido quedar algunas dudas sobre nuestra conversación y me ha dicho que tal vez a usted le gustaría aclararlas.

– Aclararlas es una buena manera de decirlo, señor Marten. -Foxx sonrió tibiamente-. Estaría encantado de hacerlo y lo haré; mi único problema es que hay alguien que debería estar aquí pero no está.

– ¿A quién se refiere?

– Usted ha venido a Montserrat con alguien más, ¿no? John Henry Harris, el presidente de Estados Unidos. -Foxx volvió a sonreír. Se mostraba relajado y ecuánime, como si hiciera un comentario sin importancia sobre un invitado que todavía no había llegado.

– ¿El presidente de Estados Unidos? -Marten hizo una ancha sonrisa-. Pues no, no es un acompañante mío habitual, la verdad.

– Hasta hace poco, señor Marten.

– Usted sabe más que yo.

Marten cogió su taza de café y tomó un sorbo. Al hacerlo le lanzó una mirada seria y acusatoria a Demi, como si ella fuera la chivata. Esta vez ella no apartó la vista, sino que movió un poco la cabeza, dando a entender que ella no era la culpable de que lo supieran. No les había dicho nada.

– ¿Puedo sugerirle que localice a su acompañante y le pida que se reúna con nosotros, señor Marten? -Foxx levantó su taza de café y se la puso entre las dos manos, envolviéndola con sus largos dedos-. Creo que los dos estarán muy interesados en lo que tengo que mostrarles. Tal vez mucho más que interesados.

Por un momento Marten no dijo nada. Estaba claro que sabían que el presidente estaba allí, o al menos lo daban por sentado. Negarlo no haría más que alargar la situación, peligrosamente si Foxx ya había alertado a los «amigos»del presidente y el Servicio Secreto y la CIA estaban de camino. El plan original implicaba que el presidente permaneciera en la sombra hasta que Marten lograra que Foxx saliera con él a solas, pero con aquella repentina e inesperada petición del doctor todo había cambiado. Eso los dejaba sin ningún plan y con el presidente totalmente a merced de Foxx, cosa que Marten no podía permitir que pasara.

– No sé seguro dónde está. Ni siquiera sé seguro si está aquí. Puede que me lleve un buen rato encontrarlo, si es que puedo hacerlo.

– Aun a riesgo de sonar presuntuoso, señor Marten, creo que puedo suponer que la razón por la que el presidente ha venido a Montserrat es para verme. -Otra vez, Foxx sonrió encantado-. Así que dudo mucho que se marche sin hacerlo. Y tampoco creo que le guste que usted le niegue la oportunidad.

Marten escrutó a Foxx durante un suspiro, tomó un sorbo de café, dejó la taza y se levantó.

– Veré lo que puedo hacer.

– Gracias, señor Marten. Ni usted ni el presidente quedarán decepcionados, se lo prometo.

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