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Un minuto, 38 segundos


La puerta hizo un clic detrás de ellos. Marten se sacó la Sig Sauer del cinturón y salieron al pasillo.


Un minuto, 32 segundos


Llegaron al almacén y luego se metieron dentro.


Un minuto, 28 segundos


Marten cogió dos linternas de una estantería cerca de la mesa de trabajo y le dio una a José; luego cogió un par de tenazas de los colgadores de la tabla de detrás.


Un minuto, 24 segundos


Marten cerró la puerta del almacén y avanzaron por el pasillo hacia los lavabos.


Un minuto, 20 segundos


José vigiló la puerta mientras Marten se quitaba el uniforme de mantenimiento. Primero la camisa, luego los pantalones, y los metía los dos en el lavamanos. Cuando los tuvo bien empapados se los volvió a poner y se agachó en la pila para mojarse bien el pelo.

En exactamente sesenta segundos salieron del lavabo.


19 segundos


Ahora estaban en las escaleras y empezaban a subir. Primero Marten, con las tenazas y la linterna en el cinturón, la Sig Sauer en la mano, la mente en el escenario, el altar de detrás y la puerta que debían cruzar para acceder a ambos. Pensaba también en las luces de emergencia que se encenderían cuando se cortara la electricidad. En dónde estarían situadas y en cuánta luz harían.

Marten había cogido las tenazas para liberar a las mujeres, pero ahora pensaba en qué material habrían utilizado para atarlas. Si las tenazas no funcionaban, su única alternativa sería disparar a las cadenas; algo siempre complicado porque habría que hacerlo con suma rapidez y precisión, por no hablar de la oscuridad. En el caso de Demi era todavía más peligroso porque estaba atada no solamente por los tobillos y las muñecas, sino también por el cuello, y un disparo fallido allí podía resultar fatal.


14 segundos


Llegaron a la parte superior de las escaleras y vieron el pasillo lateral que Hap les había descrito. Marten hizo girar rápidamente a José por el mismo.


10 segundos


El pasillo terminaba. La puerta estaba ahí mismo. Marten temió de pronto que estuviera cerrada. Giró el pomo. Oyó un levísimo clic al liberarse el mecanismo. Se apoyó en ella con sumo cuidado. La puerta cedió y se abrió un milímetro. La volvió a cerrar.


6 segundos


Miró a José. El muchacho sonrió y asintió con la cabeza.

– Gracias, José, gracias.

José volvió a sonreír y le tocó cariñosamente el hombro con el puño. Marten sonrió y le devolvió el gesto. Ese chico era fantástico. Era capaz de cualquier cosa y lo había demostrado.


2 segundos


¡Uno!

El pasillo se quedó a oscuras.

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